Tejiendo una comunidad. Mi visión del #BellotaValley

El pasado 8 de junio se celebró en Mérida la octava edición del networking BellotaValley. Probablemente, la mayor concentración de talento de Extremadura. Fue organizado por la gente de PayPerThink y Foo. Desde aquí mi aplauso y mi admiración por haberse lanzado a liderar esta edición (sé del trabajo que lleva…) y haber conseguido algunos detalles muy buenos en la ejecución. Ni siquiera escribí un post cuando organizamos en la Escuela Politécnica la sexta edición en noviembre, pero esta vez me apetece compartir algunas sensaciones.

El logo de #BellotaValley recién impreso por una impresora 3D

El logo de #BellotaValley recién impreso por una impresora 3D

Primer punto: la organización fue buena. Cada vez vamos mejorando más detalles (y puede que sea un problema que intimide a los miembros de la comunidad a lanzarse a organizar una edición): acreditaciones, unas tapitas de queso y embutidos, y hasta ¡¡¡un mensaje dedicado del gran Tom Chi, el creador de las Google Glass!!! ¿Qué más se puede pedir?

Los que expusieron sus visiones y conversaciones de tendencias y futuro, así como sus proyectos, merecen consideración aparte. Estamos haciendo cosas muy grandes en Extremadura, al parecer el carro de la Ilusión, Internet y las Nuevas Tecnologías no ha pasado de largo por aquí… y me alegro. Merece la pena destacar especialmente, a mi juicio, la impresora 3D de la foto, que fue mostrada y demostrada por Pablo Gil. Aceptan pedidos a precios populares y mandan las piezas por correo, es una oportunidad interesante para los amantes del Do-It-Yourself y el prototipado.

Por destacar algo quizá menos positivo, perdimos una ocasión singular de hablar de la comunidad. Probablemente haber realizado ocho ediciones sin necesidad de repetir sede ni organizador es un gran logro, pero a su vez una fuente de indefiniciones o ambigüedades. No en la ejecución, probablemente esos pequeños fallos al cumplir el horario son insignificantes, pero sí en las expectativas generadas. Yo voy a #BellotaValley a conocer a gente, y a conocer sus proyectos. Independientemente del sesgo tecnológico (que a mi gusto hemos diluido un poco, muy acertadamente) y de la dicotomía entre evento y reunión (que hemos manejado bastante bien hasta ahora) sí tengo que decir que ha sido el bellota en el que menos gente nueva he conocido. No pasa nada, habrá muchas más ediciones y entre todos puliremos el formato. De hecho, repito que hay algunos detalles de esta edición que me han parecido muy buenos, y se notaba el cariño y el tiempazo puesto a disposición de que todo saliera bien: puesto a disposición de la comunidad, en el fondo.

Muchísimo antes de entrar en decálogos, o guías para autoestopistas, y probablemente en lugar de esto, creo que merece la pena recordar la visión original: #BellotaValley nació para que los que hacemos cosas en Extremadura nos conociéramos entre nosotros. Period. Recuerdo que cuando estuvimos organizando el sexto y queríamos pulir mucho cómo serían las pausas para el networking llegó un momento en el que estábamos debatiendo incluso cómo teníamos que hacer para facilitar que la gente hablara. Mi cabeza explotó y dije algo así como «son personas, dadles un minuto de descanso y tendríais que pagarles para que estuvieran calladas».

Al final quizá se trate, simplemente, de eso. De reservar un minuto (o una mañana entera) de pausa y dejar que la gente hable.

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